Haciendo honor a su nombre, esta cascada es perfectamente el paraíso en las tierras de Sabanalarga, Casanare, que no solo brinda un baño refrescante y renovador a propios y turistas, también es donde funciona la bocatoma del acueducto municipal. Se localiza en la vereda Monserrate, a pocos kilómetros de la zona urbana, por lo que es fácil llegar en automóvil, motocicleta, bici e incluso caminando.
Allí, además de quedarse hora dejándose consentir por los torrentes de agua cayendo, puede nadar tranquilamente por el pozo y la quebrada que se forma metros más abajo. ¿Y el almuerzo? Por eso no hay que preocuparse, pues Claudia, propietaria de la finca La Esperanza (la entrada a la cascada) ofrece exquisitos almuerzos típicos para quienes encarguen con anticipación.