Montar un animal requiere de un equipo que sea cómodo tanto para el usuario, como para el animal, y la historia ha demostrado que montar un caballo aperado es, más que una tradición, una responsabilidad.
Desde la misma época en que se domesticó el caballo, los aperos fueron esos primeros elementos que se utilizaron para hacer un buen uso del animal, es decir, hacer más cómoda su monta y las labores de tiro. En pocas palabras son como su ropa de trabajo. Esto trajo consigo una industria y una tradición talabartera que se mantiene hoy en día.
El apero es un grupo de elementos que son utilizados para lograr que un animal domesticado de monta, principalmente un caballo, pueda ser dirigido, montado y trabajado. Este equipo está compuesto por: la montura, el freno, el cabresto, la alfombra, la enjalma y riendas.
Sin embargo, dependiendo de la función existen varias clases de monturas: para trabajo, deporte, placer (paseo, cabalgata) y exposición, aunque no son muchas las diferencias entre unos y otros.
El tereque, popular entre quienes trabajan diariamente con caballos, ya que es muy cómoda y permite largas jornadas de labor, como el adiestramiento.