Este pequeño árbol monoico (con ambos sexos presentes en la misma planta), raramente alcanza los 20 metros de altura, posee un tallo cilíndrico de hasta 60cm de grosor, hojas verdes y lustrosas de entre 20 y 35 cm de largo, y flores blancas amarillas o rojas.
Sin embargo, más allá de su imponencia y belleza, este árbol resguarda algo muy especial, no solo para humanos, sino para la fauna silvestre que habita en la Ruta65. Su fruto, también llamado Caruto, es una baya comestible de cáscara gruesa, con entre 4 y 8 cm de largo y semillas blancas fibrosas y carnosas que se tornan negras al secar. Este fruto también es insecticida, los pueblos indígenas suelen usarlo como repelente.
Se ha registrado que algunas comunidades fermentan la fruta para elaborar bebidas alcohólicas, pero no es algo muy habitual, lo que sí es habitual es la presencia permanente de aves en la época de fructificación de la planta, que generalmente se presenta entre los meses de febrero y abril. Durante ese periodo estos árboles se convierten en la despensa de turpiales, tucanes, arrendajos y muchas más especies autóctonas.