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#LlanosOrientales #Colombia #Ruta65

Con la presencia de piedras con forma de conchas y moluscos en la cumbre del cerro “El Cacique”, se empieza a considerar la posible existencia de fósiles en la zona. 

Hace al menos 100 millones de años, gran parte de lo que hoy conocemos cómo llanos orientales, se encontraba bajo el agua, y es que, durante el cretácico, gran parte de Colombia, incluyendo zonas de Boyacá, Huila, Meta, Casanare y Cundinamarca, hacían parte de un inmenso brazo del mar que se adentraba en el continente desde las costas del caribe hasta Bolivia.  

Este hecho científico valida la posibilidad de que, en las ondulaciones montañosas que hoy comprenden el piedemonte casanareño, en algún momento entre el cretácico y el periodo neógeno, existieran playas o valles situados a nivel del mar y con relativa cercanía a fuentes de agua salada. 

Teniendo en cuenta que, durante este periodo de al menos 90 millones de años, la vida abundaba en las aguas que bañaban las estepas casanareñas, no es descabellado descubrir que en las formaciones de roca sedimentaria correspondiente a las diferentes eras geológicas que vivió esta región a lo largo de su historia, hoy estén presentes vestigios de la vida marina que alguna vez habitó en estas tierras.  

Sin embargo, estos descubrimientos están limitados a los testimonios de pobladores y propietarios de predios que, en medio de sus labores diarias, han descubierto y atesorado estos pequeños trozos de piedra con forma de moluscos que, hasta el momento, no han sido evaluados por expertos y de los cuales se presume, podrían ser fósiles.  

Por el momento, solo resta esperar a que los exploradores colombianos, arqueólogos, paleontólogos, y científicos que deseen visitar una tierra con un potencial prehistórico significativo, puedan descubrir e identificar esas piezas de historia natural con la que el llano y sus pobladores han convivido desde siempre, pero que hasta ahora no han sido catalogadas oficialmente como fósiles. 

Con esto, queda demostrado que los llanos colombianos y la ruta65 aún tienen muchas maravillas naturales que deben ser descubiertas y otras más que ya han sido objeto de estudio y admiración cómo: la piedra de los ancestros, las piezas de cerámica indígena, e infinidad de tesoros naturales presentes en el corredor vial Villavicencio – Yopal.