Sin embargo, la definición más conocida nos la dio el biólogo australiano reconocido como el padre de la permacultura, Bill Mollison: “es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas e inconscientes; de entender a las plantas y los animales en todas sus funciones, en lugar de tratar a las áreas como sistemas mono-productivos.”
En palabras más sencillas, es tener un estilo de vida que vaya con los ritmos de madre tierra y no de los afanes del sistema capitalista que nos induce a producir la mayor cantidad de bienes en el menor tiempo posible, sin importar el impacto que se genera al medio ambiente.