Bastaron unos pocos metros de camino por el Sendero Ecológico Bosque Salinas para darnos cuenta de la riqueza ambiental que alberga este lugar, del privilegio que teníamos al tenerlo tan cerca de nosotros y poder visitarlo sin ningún tipo de restricción, ni cobro.
Árboles inmensos y plantas pequeñas, flores, mariposas y aves que nunca habíamos visto, micos tití saltando entra las ramas y hasta ardillas que se asomaban algo tímidas, hacían del paisaje un espectáculo en el que los distintos sonidos del bosque asemejaban una banda sonora con una única directora: la naturaleza en sí misma.