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  >  Ruta65   >  ¡Conocimos un bosque encantado en Restrepo! Esta fue nuestra experiencia

#Restrepo #Colombia #Naturaleza

Con un día algo nublado y frío característico de la época invernal, esta mágica experiencia inició en Villavicencio, desde donde arrancamos a eso de las ocho de la mañana rumbo hacia el municipio de Restrepo que está a menos de 30 minutos en vehículo.  

 

Al entrar al pueblo, nos dirigimos hacia el parque principal para encontrarnos con Luzmila Suta, la encargada de la Secretaría de Turismo municipal y quien nos acompañó durante todo el recorrido. De ese punto, tomamos el camino hacia la vereda Salinas siguiendo la señalización que lleva a donde antiguamente funcionaba la Mina de Sal.  

Conforme íbamos avanzando, las casas y edificaciones quedaban atrás para darle paso al paisaje rural que, aunque el cielo se veía algo gris, resaltaba los colores de la montaña que a lo lejos se veían más intensos y el verde del pasto parecía más verde con el rocío de la mañana. Desde ese momento sentimos como el aire se hacía más limpio y la brisa nos acariciaba con frescura, algo usual cuando se abandona lo urbano para acercarse a la naturaleza pura. 

Luego de unos 15 minutos de trayecto sobre una vía en perfecto estadosupimos que nuestro destino estaba cerca al ver que iniciaba la carretera destapada y a una distancia no muy lejana se veía una especie de portón hecho de madera, la entrada al lugar que desde ese punto lucía como si fuese sacado de una película y escondiera los secretos más profundos de la tierra. Por supuesto que, como amantes de la aventura que somos, no dudamos en dirigirnos hacia ella. 

Un sendero lleno de vida

Bastaron unos pocos metros de camino por el Sendero Ecológico Bosque Salinas para darnos cuenta de la riqueza ambiental que alberga este lugar, del privilegio que teníamos al tenerlo tan cerca de nosotros y poder visitarlo sin ningún tipo de restricción, ni cobro. 

 

Árboles inmensos y plantas pequeñas, flores, mariposas y aves que nunca habíamos visto, micos tití saltando entra las ramas y hasta ardillas que se asomaban algo tímidas, hacían del paisaje un espectáculo en el que los distintos sonidos del bosque asemejaban una banda sonora con una única directora: la naturaleza en sí misma.  

 No solo eso fue lo que nos maravilló, pues más o menos a mitad de camino se desdibujaba una cascada. Esa majestuosa caída de agua helada bajando de la montaña que metros atrás se escucha caer sobre las rocas y sigue camino abajo por la ladera. 

 

Es entonces cuando Luzmila nos cuenta que hace un tiempo algunos restrepenses conocedores de su territorio gozaban de baños refrescantes a la orilla de la cascada, pero ahora, por las fuertes lluvias y la volatilidad que caracteriza a las corrientes hídricas, no es recomendable hacerlo. 

No mentimos al decir que luego de varios minutos uno llega a sentirse hechizado con toda la vida que hay en el bosque y los ojos comienzan a arder un poco por aguantar la ganas de parpadear una que otra vez para no perderse nada de lo que allí sucede.  

 

Para nosotros, estar allí es conectarse profundamente con la energía de todos los seres que habitan el lugar y sabemos que para ustedes también lo será. Si van en bici o caminando, deténganse unos minutos, pónganle pausa a lo cotidiano y disfruten de la paz que ofrece el Sendero Ecológico Bosque Salinas.