El resultado final será un platillo polifacético que habrá mezclado al interior de una jugosa y nutritiva ahuyama, los deliciosos sabores y jugos de la carne de res, el hogao y el queso.
A primera vista la preparación luce como una simple verdura horneada, sin embargo, después de retirar la tapa y dar la primera cucharada, los aromas de nuestra llanura emanarán de forma tal que lo invitarán a correr el riesgo de quemarse los labios.
Una vez probado el primer bocado, usted sentirá como cada capa de sabor inunda su paladar, aportando notas dulces y saladas, texturas suaves y una sensación de calidez única de la ahuyama, y es que, como todo buen colombiano sabe, el sapallo, calabaza, calabacín, o como se le quiera llamar, ha sido y seguirá siendo ese ingrediente tan tradicional en la cocina colombiana que, desde niños, como decían las abuelas, “es de mucho alimento”.
Lo invitamos a probar este y otros platillos deliciosos de la gastronomía llanera, por eso, la Ruta65 es el camino perfecto para deleitarse con cada “kilómetro” de sabor y tradición presentes a lo largo de un corredor que no solo atraviesa el llano, sino que le abre las puertas a una cultura que merece ser conocida y disfrutada.
No deje de visitar nuestra Bitácora Viajera, y entérese de más curiosidades y delicias comestibles presentes en el corredor vial Villavicencio – Yopal.