Cosmogénesis parece un oasis en medio de la sabana llanera donde se aloja una biodiversidad incalculable. Es un paraíso que empezó a formarse desde el 2008 cuando Monika Hesse, su fundadora, empezó a sembrar Yopos para recuperar el terreno donde solo había un árbol.

Ahora, 13 años después, el cambio es abismal. Al entrar se respira aire puro y fresco gracias a toda la vida que hay a lo largo y ancho de las 15 hectáreas que conforman el santuario natural, hogar de más de 300 especies de aves registradas, mariposas, plantas, huertas y hasta un garcero en el que cada atardecer, decenas de garzas blancas y rojas llegan a pasar la noche.

Es un lugar para descansar, conectarse con la tierra y sobre todo aprender acerca de la filosofía de vida que se practica allí: la permacultura, vivir en equilibrio con naturaleza, de acuerdo a sus principios.

Por esta razón el restaurante, las habitaciones del eco-lodge y demás edificaciones son hechas de palma seca, piedra, guadua y demás materiales naturales. Estos en unos podrán reusarse para las huertas circulares donde se cultiva el 80% de los alimentos consumidos allí y con los que se producen vinos, licores, mermeladas, néctares, chocolates y otras delicias similares.