Iniciamos esta aventura disfrutando de un delicioso café cerrero acompañado de interesantes historias llaneras contadas por los vaqueros del Hato que desde temprano estaban preparando y aperando los caballos que minutos más tarde nos permitirían dar el paseo de nuestras vidas. 

Y es que, con ese atardecer, sentirse parte de esta inmensa llanura se vuelve un sentimiento natural que pareciera haber estado siempre ahí. 

Si bien yo ya sabía montar a caballo, Oscar y sus compañeros seleccionaron a los animales más dóciles y confiables, y al mismo tiempo nos indicaron con mucha cordialidad la forma adecuada de montar, particularmente para quienes sabían poco o lo hacían por primera vez. 

Empezamos llenos de expectativas y con una sensación indescriptible, el tiempo parecía estar congelado alrededor de lo que podría considerarse un paraíso. Cada metro era una sorpresa, animales por doquier, postales en cada esquina de nuestras retinas y, sobre todo, naturaleza salvaje. 

Son cerca de 4 horas de recorrido en donde se atraviesan diferentes ecosistemas. En esta oportunidad, debido al invierno, pudimos disfrutar de una manigua inundada repleta de esteros y lagunas en donde abundaba la vida. Del mismo modo cruzamos bosques o matas de monte en donde le ruido de las aves y las chicharras se convertían en la banda sonora de una aventura llanera digna de una película. 

 Safari llanero es una aventura en donde se puede atravesar la sabana llanera, bien sea a caballo o en carroza. Depende de la cantidad de visitantes y de la época del año. Sin embargo, más allá de esto es una experiencia de reencuentro con la naturaleza y con nuestras raíces campesinas en donde se siente de primera mano la tranquilidad de convivir con la naturaleza de forma sostenible.